jueves, 28 de agosto de 2008

El GENIO de Antonin Artaud




Carta al Señor Legislador de la Ley sobre Estupefacientes

*Señor legislador de la ley 1916 aprobada por el decreto de Julio de
1917 sobre estupefacientes, eres un castrado.
Tu ley no sirve más que para fastidiar la farmacia mundial sin provecho
alguno para el nivel toxicómano de la nación porque:

1º El número de los toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias es
ínfimo.
2º Los verdaderos toxicómanos no se aprovisionan en las farmacias.
3º Los toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias son todos enfermos.
4º El número de de los toxicómanos enfermos es ínfimo en relación a los
toxicómanos voluptuosos.
5º Las restricciones farmacéuticas de la droga no reprimirán jamás a los
toxicómanos voluptuosos y organizados.
6º Habrá siempre traficantes.
7º Habrá siempre toxicómanos por vicio de forma, por pasión.
8º Los toxicómanos enfermos tienen sobre la sociedad un derecho
imprescriptible que es el que se los deje en paz.

Es por sobre todo una cuestión de conciencia.
La ley sobre estupefacientes pone en manos del inspector-usurpador de la
salud pública el derecho de disponer del dolor de los hombres; en una
pretensión singular de la medicina moderna querer imponer sus reglas a
la conciencia de cada uno. Todos los balidos oficiales de la ley no
tienen poder de acción frente a este hecho de conciencia; a saber, que
más aún que de la muerte, yo soy el dueño de mi dolor físico, o también
de la vacuidad mental que pueda honestamente soportar.


Lucidez o no lucidez, hay una lucidez que ninguna enfermedad me
arrebatará jamás, es aquella que me dicta el sentimiento de mi vida
física. Y si yo he perdido mi lucidez la medicina no tiene otra cosa que
hacer sino darme las sustancias que me permitan recobrar el uso de esta
lucidez.
Señores dictadores de la escuela farmacéutica de Francia ustedes son
unos pedantes roñosos: hay una cosa que debieran considerar mejor; el
opio es esta imprescriptible e imperiosa sustancia que permite retornar
a la vida de su alma a aquellos que han tenido la desgracia de haberla
perdido.
Hay un mal contra el cual el opio es soberano y este mal se llama
Angustia, en su forma mental, médica, psicológica o farmacéutica, o como
Uds. quieran.

/La Angustia que hace a los locos.
La Angustia que hace a los suicidas.
La Angustia que hace a los condenados.
La Angustia que la medicina no conoce.
La Angustia que vuestro doctor no entiende
La Angustia que quita la vida.
La Angustia que corta el cordón umbilical de la vida./

Por vuestra ley inicua ustedes ponen en manos de personas en las que no
tengo confianza alguna, castrados en medicina, farmacéuticos de
porquería, jueces fraudulentos, doctores, parteras, inspectores
doctorales, el derecho a disponer de mi angustia, de una angustia que es
en mí tan aguda como las agujas de todas las brújulas del infierno.
Temblores del cuerpo o del alma, no existe sismógrafo humano que permita
a quien me mire, llegar a una evaluación de mi dolor más precisa, que
aquella, fulminante, de mi espíritu..
Toda la azarosa ciencia de los hombres no es superior al conocimiento
inmediato que puedo tener de mi ser. Soy el único juez de lo que está en
mí.
Vuelvan a sus buhardillas, médicos parásitos, y tú también Legislador
Moutonier, que no es por amor a los hombres que deliras; es por
tradición de imbecilidad.
Tu ignorancia de aquello que es un hombre sólo es comparable a tu
estupidez pretendiendo limitarlo. Deseo que tu ley recaiga sobre tu
padre, sobre tu madre, sobre tu mujer y tus hijos, y toda tu posteridad.
Y mientras tanto, soporto tu ley.*

*
Antonin Artaud

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monumento a William Scerzky

monumento a William Scerzky
filósofo yanqui cuyos textos alucinantes tengo aen algun cuaderno perdido en alguna parte de mi dimensión desconocida, sialguien encuentra algun dato sobre el personaje en cuestión agradezco la información. según la cerdos y peces, si, la viejisima cyp, es autor de EL FRACASO DEL APOCALIPSIS.