miércoles, 26 de agosto de 2009

El suicidio: un derecho civil por Lawrence Stevens, J.D.



* /Traducido por César Tort, Ciudad de México, México/

Es común pensar acerca del suicidio. En su libro /Suicidio/,
publicado en 1988, Earl Grollman dice: "Casi todo mundo ha
contemplado el suicidio en un momento u otro de sus vidas"
(Beacon Press, 2ª edición, p. 2). En su libro /Suicidio, una
decisión para siempre/ publicado en 1987, el sicólogo Paul
Quinnett dice: "Las investigaciones han mostrado que una mayoría
sustancial de gente ha considerado el suicidio en un momento de
sus vidas, y lo han considerado seriamente" (p. 12). A pesar de
esto, generalmente cerramos el entrecejo cuando alguien habla de
suicidarse, y tales pensamientos por sí mismos son causa
suficiente para una "hospitalización" involuntaria y un
"tratamiento" siquiátrico, especialmente si la persona quiere
realmente suicidarse y rehusa "terapias" que cambien su pensar.
El hecho que en Estados Unidos se encarcele a la gente que
piensa y habla del suicidio implica que, a pesar que la
Constitución habla de libre expresión y a pesar que los
americanos afirman que viven en un país libre, la realidad es
que muchos si no es que la mayoría de los americanos no creen en
estas libertades (además, rechazan el derecho del individuo a
suicidarse). *1

A diferencia de este punto de vista, la aseveración que la gente
no sólo tiene derecho a hablar de suicidarse, sino a /suicidarse
/ de hecho, ha sido hecha por muchos que creen en la libertad
individual. En su libro /Suicidio en Estados Unidos/, publicado
en 1982, el siquiatra Herbert Hendin dice: "En parte para
responder a los que quieren prevenir el suicidio, en parte como
reacción a abusos de internamiento, y principalmente por la idea
de aceptar cualquier cosa que no haga daño físico a nadie, vemos
el suicidio como un derecho humano fundamental. Muchos de los
que abogan por esto deploran todo intento de prevenirlo como una
interferencia con ese derecho. Esto es lo que expresó Nietzsche
cuando escribió: ‘Existe un derecho por el cual podemos privar a
un hombre de su vida, pero no existe ninguno con el que lo
podamos privar de su muerte’. Tomado en su contexto social y
sicológico, el suicidio es considerado por algunos como un tema
de libertad individual exclusivamente" (Norton & Co., p. 209).
En su libro /La muerte de la siquiatría/, publicado en 1974, el
siquiatra Fuller Torrey dice: "No debiera ser posible internar a
la gente contra su voluntad en hospitales mentales... Esto
implica que tienen el derecho a matarse si lo desean. Eso es lo
que creo" (Chilton Book Co., p. 180). En su libro /¿Por qué el
suicidio?/ el sicólogo Eustace Chesser aseveró: "El derecho a
escoger el tiempo y manera de la propia muerte me parece que
debiera ser inexpugnable... En mi opinión el derecho a morir es
la primera y más grande de las libertades humanas" (Arrow Books,
1968, pp. 123 & 125). En /Sobre el suicidio/, publicado en 1851,
Arthur Schopenhauer dijo: "No hay nada en el mundo sobre lo que
cada hombre tenga título más inexpugnable que su propia vida o
persona" (citado en H.L. Mencken /Nuevo diccionario de citas/,
Knopf, 1942, p. 1161). En una versión en audiocasette del libro
/Vida 101/ publicado en 1990, John Roger y Peter Williams nos
dicen: "Las descripciones de una gran cantidad de individuos
apuntan a la posibilidad que la muerte podría no ser mala... El
suicidio siempre es una opción. Es lo que algunas veces hace más
tolerable la vida. El hecho de saber que no debemos estar aquí a
la fuerza hace que sintamos que estar aquí sea más
llevadero". Susy Szasz, víctima de una enfermedad llamada lupus
eritematoso, confirma esto en su libro /Viviendo con ello: por
qué no tienes que estar sano para ser feliz/. Escribió ese libro
después de un agudo brote de su enfermedad que hizo que
contemplara el suicidio: "Como han dicho muchos filósofos de la
antigüedad, encontré que la libertad misma de suicidarse era
liberadora" (Prometheus Books, 1991, p. 226). En tiempos
antiguos (ca. 485-425 a.C.) Herodoto escribió: "Cuando la vida
es una carga para un hombre, la muerte se convierte en búsqueda
de un refugio". En su libro /Una lengua indomable/, publicado en
1990, Thomas Szasz dice: "El suicidio es un derecho humano
fundamental... la sociedad no tiene derecho a intervenir por la
fuerza con la decisión de una persona de cometer ese acto" (Open
Court, pp. 250s).

A estas declaraciones de apoyo al derecho de suicidarse añadiré
la propia. En una sociedad libre /tu vida te pertenece/, y tu
única obligación es respetar los derechos de otros. Creo que
todos hemos de ser tratados como los únicos dueños de nosotros
mismos y de nuestras vidas. Por lo mismo, creo que una persona
que se suicida tiene todo el derecho de hacerlo siempre y cuando
que ella (o él) lo haga en privacidad y sin poner en peligro la
seguridad física de los demás. Los miembros de la familia, los
oficiales de policía, los jueces y los "terapeutas" que
interfieren con la decisión de una persona para terminar su vida
están violando sus derechos. La opinión común que la posibilidad
del suicidio justifica el tratamiento siquiátrico, aún contra la
voluntad del suicida en potencia, está equivocada. Suponiendo
que la persona en cuestión no viole los derechos de otros, su
autonomía es de mayor valor que la imposición de lo que otros
consideren racional, o que, como dicen, que esté "en los mejores
intereses" de tal persona. En una sociedad libre que reconoce
que uno se pertenece, lo que dicen los siquiatras — "su conducta
representa un peligro para sí mismo" — es irrelevante. En
palabras de una película con Richard Dreyfuss: "¿Por fin, a
quién pertenece la vida?" El más grande de los derechos humanos
es el derecho a pertenecerse uno mismo. Un aspecto de tal
derecho es el derecho a vivir, pero otro aspecto es el derecho a
poner fin a la propia vida. El que una persona apoye este
derecho es una "prueba de tornasol" para saber si cree o no que
uno se pertenece a sí mismo y la libertad individual que
conlleva: libertad que, se nos ha enseñado, es la razón de ser
de la democracia americana.

Una razón por la que algunos se oponen al derecho de suicidarse
es la creencia teológica que se expresa de esta manera: "Dios te
dio la vida y sólo Dios tiene el derecho a quitártela". El usar
este razonamiento para interferir con el derecho a suicidarse de
una persona es imponer /creencias religiosas /a quien puede que
no comparta tales creencias. En Estados Unidos, donde
supuestamente tenemos libertad de religión (y libertad de no
tenerla), esto está mal.

Otra razón por la que algunas personas creen que es ético
interferir con el derecho de pensar en suicidarse es la creencia
en la enfermedad mental. Pero un llamado diagnóstico de
"enfermedad mental" es un /juicio de valor /sobre el pensamiento
o conducta de esa persona, no un diagnóstico cerebral real. Las
llamadas enfermedades mentales no privan a la gente del libre
albedrío, al contrario: son una /expresión /del libre albedrío
(libertad que precisamente trae como consecuencia la
desaprobación de otras personas). Aquellos que le llaman
"irracionales" a las creencias de otras personas, están, sin
evidencia apropiada, aceptando la idea que la enfermedad mental
es algo cerebral, o están rehusando aceptar las creencias de
otros sólo porque difieren de las suyas.

Por otra parte, algunas veces la gente se opone al derecho a
suicidarse porque creen en un concepto de "enfermedad mental"
que nada tiene que ver con lo biológico. El error con esta
manera de pensar consiste en que sin anomalía biológica la única
manera posible de definir algo característico a una enfermedad
mental es /desaprobar /algunos aspectos de la mentalidad o
pensamiento de una persona. Pero en una sociedad libre no
debiera importar que tal pensamiento no se acate a la aprobación
de otros (siempre y cuando las /acciones /no violen los derechos
de otros).

Lo que es más, no existe buena evidencia de que alguna
enfermedad mental se encuentre involucrada en la decisión de una
persona en suicidarse. En su libro acerca del suicidio entre
adolescentes, Marion Crook dice que "los adolescentes que
consideran suicidarse no necesariamente están trastornados; de
hecho raramente se encuentran trastornados" (/Guía de todo padre
para entender a adolescentes & el suicidio, /Int’l Self-Counsel
Press, Ltd., Vancouver, 1988, p. 10). El sicólogo Paul Quinnett
hace la siguiente observación en su libro /Suicidio, una
decisión para siempre: /"Como ya hemos dicho, no tienes que
estar enfermo mentalmente para matarte. De hecho, la mayoría de
la gente que se suicida no se encuentra legalmente ‘loca’, razón
por la que surge una interesante paradoja. Para evitar que te
mates, mis colegas irán al juzgado para decir que, debido a una
enfermedad mental, tú representas un peligro para ti mismo y
necesitas tratamiento. Pero — y esto es lo paradójico — tú
puedes, en cuestión de algunas horas o un par de días,
levantarte un día y decir: ‘A fin de cuentas he decidido no
matarme’. Y si puedes convencernos que eres sincero te dejaremos
irte del hospital para regresar a casa. La pregunta es: ¿ya
estás completamente curado de la llamada enfermedad mental?
Obviamente no, ya que es muy posible que nunca fuiste un
‘enfermo mental’ desde el principio... Como he dicho, no creo
que tengas que ser un enfermo mental para pensar en el suicidio"
(pp. 11s). La declaración del Dr. Quinnett es una clara admisión
que los alegatos de enfermedad mental para justificar
encarcelamientos a suicidas es una deshonestidad deliberada,
incluso desde el punto de vista de la definición de enfermedad
mental que existe en las mentes de los profesionales. A pesar
que saben que lo que dicen es falso, ellos dicen esas cosas ya
que las leyes del internamiento siquiátrico involuntario
requieren de una "enfermedad mental" antes de llevar a cabo el
internamiento. El hacer estas falsas acusaciones en un juzgado
para entorpecer un suicidio es una manera de evitar enfrentar el
hecho que encarcelar a la gente sólo porque éstos creen que sus
vidas no valen la pena es una forma de autoritarismo o
despotismo. En el caso de aquellos que sólo han pensado
suicidarse /sin /intentarlo, encarcelar por un simple
"crimenpensar" es similar al ilustrado por George Orwell en su
novela /1984/.

Incluso a aquellos que se oponen al derecho al suicidio porque
creen en la enfermedad mental se les puede hacer entender lo
erróneo de sus teorías biológicas (o no biológicas)
preguntándoles si estarían dispuestos a vivir de estar sufriendo
una enfermedad mortal, con un intolerable dolor que no se puede
controlar además de estar paralizado del cuello abajo sin chance
alguno de recuperarse. Una vez que esta persona admita que
existe /una /circunstancia en que escogería morir, entonces
puede visualizar el suicidio como el resultado de un juicio
personal sobre sus circunstancias, más bien que una malfunción
biológica o del cerebro (o como enfermedad mental no biológica
pero "enfermedad" a fin de cuentas).

A pesar de todo lo dicho, algunos podrían aún tener la impresión
que es correcto usar la fuerza para prevenir el suicidio dada la
creencia que el verdadero deseo del potencial suicida es
temporal, y que tal impulso se irá si se le fuerza a vivir un
corto tiempo hasta que le pase la crisis. Los que así opinan
suelen reconocer que alguien sí tiene derecho a suicidarse si no
está actuando impulsivamente. Pero la evidencia indica que muy
pocos (si es que alguno) de los que se suicidan lo hacen
impulsivamente. Como dijo Earl Grollman en su libro (donde por
cierto se /opone /al derecho de suicidarse): "El suicidio no
ocurre de pronto, impulsiva o inpredeciblemente" (op. cit., p.
63). A su vez, en su libro el sicólogo Paul Quinnett dice: "He
hablado con cientos de personas que se quieren suicidar... Si
pudiera adivinar qué ha habido dentro de tu cabeza y corazón,
diría que has tenido largas y difíciles discusiones contigo
misma acerca de si vivir o no" (op. cit., pp. 18s). Más bien que
ser impulsivo, el suicidio es algo que la gente hace después de
pensársela mucho sobre lo que consideran intolerable en sus
circunstancias vivenciales.

La justificación común de encarcelar y "tratar" a los que
quieren suicidarse es que éstos "son un peligro para sí mismos".
Pero incluso aquellos que no están de acuerdo con el principio
de pertenecerse a uno mismo deben preguntarse: ¿peligro para sí
mismos /a ojos de quien/? Para el que juzga desde afuera, el
suicidio parece dañino para la persona que termina con su vida.
Pero ésa no es la manera como lo ve la persona que se suicida.
Ésta lo hace porque sabe que el continuar viviendo en sus
circunstancias particulares es un perjuicio /mayor /que la
muerte. Esto se ve claro en la autobiografía de la editora de
/Life/, Francis Lear, /La segunda seducción/: "SIEMPRE TENGO una
salida, una dosis de litio suficiente para matar no por amor a
Dios o estar lisiada. Una que se suicida simplemente se sale, se
sale, se escabulle, huye y no regresa en ruinas o se queda aún
con la habilidad de sentir. Una no se va a medias. El suicidio
tiene muchas consecuencias: lastimará a los que te quieren,
salpicará a los que están en la banqueta, pero su objeto, la
razón de su magnetismo, es que es la única manera garantizada y
segura de destruir, bombardear, detonar una masa crítica de
sufrimiento. Reducido a su pura esencia, el suicidio es un
sistema de transporte que nos mueve del dolor a la ausencia de
dolor. Si los dioses maquinan contra nosotros y si los planetas
están confundidos y la tierra se abre debajo de nosotros,
siempre debemos tener una forma de salida" (Harper-Perennial,
1992, p. 26). Como dice el Dr. Eustace Chesser en su libro: "El
suicidio es un rechazo deliberado de aceptar las únicas
condiciones en que es posible seguir viviendo" (op. cit., p. 122).

Aunque las razones de una persona para escoger la muerte pueden
tener o no sentido para otras personas, se supone que esto no
debe importar en una sociedad libre: es una determinación muy
subjetiva y personal, y además ¿cómo puede alguien decir que el
suicida está tomando una "mala" decisión si no sabe cómo se
siente /en sus adentros/? Como dice el siquiatra William Glasser
en su libro /Adicción positiva/: "Debemos tener en mente que
jamás podremos sentir el dolor de otra persona" (Harper & Row,
1976, p. 8). En términos generales estoy de acuerdo con la
aseveración del siquiatra Mark Gold que "el suicidio es una
solución permanente a un problema temporal" (/Buenas noticias
acerca de la depresión/, Bantam Books, 1986, p. 290). Sin
embargo, la determinación de si es bueno sufrir un presente
miserable con la esperanza de un posible futuro mejor, es un
juicio de valor. El que una persona pueda legítimamente esperar
un mejor futuro no justifica que /otros /escojan por ella un
presente intolerable. Nadie debe sentirse poseedor del derecho a
invalidar por la fuerza el juicio de valor de una persona o sus
decisiones sobre algo tan personal.

Otro factor a considerar es que, contrariamente a su afirmación
que previenen el suicidio, los profesionales de salud mental
inadvertidamente lo /promueven/. David Greenberg, sicólogo de la
Universidad de Nueva York, dice que los estudios sobre
prevención del suicidio "han sido o inconsistentes o negativos"
y sugiere que "el internamiento no necesariamente previene el
suicidio sino que, de hecho, resulta en /más /suicidios"
("Internamiento siquiátrico involuntario para prevenir el
suicidio", en la revista /New York Univ. Law Review/, mayo-junio
1974, p. 256, énfasis en el original). Tomemos en cuenta el daño
que causan los "tratamientos" de la siquiatría, la crueldad del
tipo de vida en las instituciones siquiátricas y los efectos que
produce el estigma: baja autoestima y discriminación para
estudiar o encontrar trabajo. Todo esto no hace sino incrementar
los índices de suicidio comparado con otros suicidas potenciales
que /no /son tratados siquiátricamente. Así que reconocer el
derecho a suicidarse no sólo respeta la libertad individual sino
que previene el daño y crueldad que son comunes en los
"tratamientos" a quienes quieren hacerlo.

En los juzgados es común que se discutan las decisiones
judiciales sobre el derecho a morir. En su libro /Muerte con
dignidad/ el abogado Robert Risley señala que, en términos
generales, "los casos de los juzgados establecieron claramente
el derecho a la integridad del cuerpo, confirmando que el
derecho básico de autodeterminación incluye el derecho a morir,
y que éste invalida el deber del estado de preservar la vida"
(Hemlock Society, Eugene, Oregon, 1989, p. viii).

En el caso /Cruzan v. Missouri /de 1990 (497 U.S. 261), la
Suprema Corte abordó el problema de si la constitución americana
protege el derecho a morir. En palabras de la revista /Time/, en
este caso la corte "declaró por vez primera que realmente existe
el derecho a morir" (9 julio 1990, p. 59). De los nueve jueces,
todos excepto el juez Scalia reconoció el derecho a morir como
un derecho federal constitucional. En su discusión, Scalia
debatió vigorosamente el punto de vista de los otros ocho jueces
arguyendo que tal decisión apoyaba el derecho a suicidarse, pero
en este aspecto estuvo solo en la corte.

Como la lógica de estos casos es que la gente tiene derecho a la
autodeterminación, misma que incluye el derecho a morir, los
jueces están de acuerdo con mi aseveración que el suicidio es un
derecho civil a pesar que, en el presente, tal derecho sólo se
acepta en casos de gente con enfermedades físicas o minusvalidez
que estén lo suficientemente conscientes para expresar el deseo
a morir, o que cuando estén sanos expresen que querrían morir en
tales circunstancias. En muchos casos esta justificación es
solamente una excusa que encubre la verdadera razón. Si la única
razón para permitir la muerte fuera el deseo de la persona
enferma o inválida, no existiría el internamiento siquiátrico
involuntario a quienes se sientes suicidas. La verdadera razón
que se permite morir en las circunstancias mencionadas arriba es
que los enfermos o inválidos son una carga para otros. En otras
palabras, así como a la gente sana que se siente suicida se les
encarcela supuestamente por su beneficio, cuando sale a la luz
la verdadera y egoísta razón (aligerarle una carga a la
sociedad), se les permite morir también por su supuesto
beneficio. A pesar de esto, la opinión jurídica que sostiene el
derecho a morir subraya la autonomía y autodeterminación como
fundamento de la decisión y, por lo mismo, ratifica mi criterio
que cada uno de nosotros somos nuestros únicos dueños — dueños
de nuestros cuerpos y de nuestras vidas. Estos jueces ratifican
mi criterio que el derecho de suicidarse es un derecho civil.

Si eres un legislador que estás de acuerdo con el derecho a
pertenecerse a uno mismo, debes introducir una legislación que
borre referencias como "un peligro para sí mismo" en las leyes
de internamiento siquiátrico en tu estado. Si eres un juez que
decide cuestiones sobre la ley constitucional, debes señalar
como no constitucionales las leyes que encarcelan
("hospitalizan") a la gente sólo porque supuestamente se
encuentran en peligro para sí mismos. Quien sea que fueres,
debes respetar la autonomía de tus semejantes cuya conducta no
daña legalmente a otros.

EL AUTOR, Lawrence Stevens, es un abogado cuya práctica incluye
representar a "pacientes" siquiátricos. Sus folletos no están
registrados en las oficinas de derechos de autor. Se te invita a
sacarles copias para distribuirlas a aquellos que creas que se
puedan beneficiar.

extraído de www.antipsychiatry.org

*1(vaya, aquí en el Uruguay es lo mismo!)

en el museo de Jan Dark


un visitante pensativo ante El refugio del dogma, de JanDark

fascismo médico y censura en internet

este texto deja claro cual es la visión de los psiquiatras en general sobre el tema del suicidio, pero léanlo ustedes y luego comentaremos lo que de esto se desprende

Psiquiatras ven en Internet un riesgo para suicidas potenciales


En Japón 26 jóvenes murieron en pactos suicidas en menos de dos meses

En Japón 26 jóvenes murieron en pactos suicidas en menos de dos meses:
el más reciente involucró a cuatro jóvenes que fueron encontrados
muertos el pasado 28 de noviembre. En Gales dos adolescentes que se
hicieron amigas en un sitio de chateo y acordaron suicidarse juntas
lográndolo una de ellas?

Todos tuvieron el común de haberse pactado a través de la Internet. En
torno a la situación, la psiquiatra Ileana Petra, de la Facultad de
Medicina de la UNAM, dijo a Crónica que la red se ha convertido en una
herramienta para incitar a los jóvenes a cometer suicidio.

La información de páginas como alt.suicide.Holidey (ash) y la venta de
DVDs que ofrecen paso a paso cómo cometer un suicidio, desde métodos
hasta dosis exactas para hacer que ciertos medicamentos resulten
fatales, contribuye a que adolescentes deprimidos tomen el camino falso.

?Si a ello le añadimos la desintegración familiar, el uso de drogas y
alcohol comprenderemos el complejo fenómeno?, explicó la psiquiatra de
la UNAM.

Ileana Petra advirtió sobre los riesgos que existen en el ciber espacio,
?muchos de los jóvenes que visitan estos sitios lo hacen con curiosidad
más que realizarlo, especialmente entre este sector de la población se
presenta la ideación suicida, o pensamiento suicida?, dijo la psiquiatra.

Sin embargo, la inseguridad que caracteriza a los adolescentes y en
algunos casos los estados depresivos complican el cuadro, ?los métodos
son diferentes si hablamos de un muchacho o si se trata de una chica,
por lo general ellas utilizan medicamentos?, indicó.
Crónica realizó una investigación sobre las páginas disponibles en la
red que incitan a cometer suicidio.

Existen algunas que ofertan DVDs por una renta mensual de 15 dólares. El
contenido, aseguran, muestra paso a paso cómo realizar un suicidio.

Uno de los grupos más activos es ?alt. suicide. Holiday (ash)? que
apareció en la década de los 80, ideado para aquellos que quieren
discutir las opciones suicidas y para los que consideran el suicidio
como una posibilidad abierta a todos.

En su página se describen los métodos suicidas, supuestamente desde los
más conocidos y eficaces hasta los más frívolos, llegando a más de 40.

Aparecen desde notas suicidas y anuncios incitando al suicidio, juegos
suicidas, chistes suicidas y música para suicidas, principalmente rock
metálico.

El suicidio es la cuarta causa de muerte entre los adolescentes mexicanos.

Según la OMS los métodos más empleados para cometerlo son los
plaguicidas, las armas de fuego y diversos medicamentos, como los
analgésicos, que pueden resultar tóxicos si se consumen en cantidades
excesivas.

Entre los factores de protección contra el suicidio cabe citar una alta
autoestima y mantener relaciones estrechas entre familiares y amigos, el
apoyo social, una relación estable de pareja y las creencias religiosas
o espirituales. La pronta identificación y el tratamiento adecuado de
los trastornos mentales son una importante estrategia preventiva.

Para solucionar este problema, señaló Ileana Petra, ?es necesario que
los padres estén atentos a los cambios emocionales de los hijos, la
desintegración familiar es otro factor que no ayuda en nada?.
?
Es importante que los padres sepan quienes son los amigos de sus hijos y
estar en comunicación con sus padres?, concluyó la experta.

* 12 de octubre
El 12 de octubre, al sur de la capital nipona encontraron nueve jóvenes
asfixiados dentro de automóviles en ?pactos de muerte? realizados
mediante la Internet.

* 22 de noviembre
El 22 de noviembre la policía japonesa reportó el suicidio de seis
jóvenes que murieron envenenados al interior de sus vehículos con
monóxido de carbono en Fukuoka y Sasayama, en la sureña prefectura de Hyogo.

* 28 de noviembre
El 28 de noviembre cuatro jóvenes japoneses fueron encontrados el
muertos en un departamento de Tokio

* Método empleado
La pauta en todos los casos fue la misma: los muchachos encendieron
varios braseros portátiles y se envenenaron al aspirar el mortal
monóxido de carbono que desprendió la combustión del carbón quemado
dentro de los vehículos cerrados.

Todos los suicidas utilizaron monóxido de carbono
El pasado 21 de noviembre en Japón, dos grupos de tres jóvenes cada uno,
decidieron suicidarse de la misma forma, previo contacto mediante Internet.

El suceso fue precedido por otro similar también ocurrido en Japón, el
12 de octubre, dos grupos con un total de nueve jóvenes se quitaron la
vida intoxicándose al inhalar monóxido de carbono.

El tóxico procedía de la combustión de carbón vegetal en pequeños
hornillos manuales encendidos al interior de vehículos detenidos en
lugares aislados y sellados con cinta plástica.

Los protagonistas ingirieron somníferos para percibir aún menos su
intoxicación, tendencia que evidenció sobre la fuente de Internet como
el punto de encuentro entre los jóvenes suicidas.

De acuerdo con expertos, en Japón han surgido numerosos sitios webs que
además de información sobre cómo realizar un suicido, incitan a
cometerlos de manera colectiva: ?¿Estás pensando en matarte??, pregunta
una elocuente página web, que añade: ?Si estás seguro, nosotros te
llevaremos ahí?.

Esos sitios reciben anuncios como el aparecido en uno de ellos:
?Necesito a alguien que muera conmigo. Si eres serio, envíame un mail?.
El catedrático Shinji Shimizu, de la Universidad de Mujeres de la ciudad
de Nara, cree que el aumento de los suicidios se puede deber a que los
jóvenes japoneses no están tan expuestos a la muerte como en las
generaciones anteriores.

Menos familiares mueren en su entorno, lo que hace que ?no tengan un
sentido de la realidad sobre la muerte, a la que se acercan como si
fuera la prolongación de un juego cibernético.

Japón tiene más suicidios per cápita que cualquier otro país
industrializado, un problema que se suele relacionar con la tolerancia y
tradición de quitarse la vida, pero también ?según Yukio Satio, el
fundador de la primera línea telefónica para prevenir suicidios? con la
soledad, al evitar compartir con los demás, incluidos los psicólogos y
los psiquiátras, cara a cara, las preocupaciones y otros sentimientos.

Por eso tienden a usar Internet. Asimismo, se ha comenzado a establecer
un nexo entre los suicidios y el hecho de que no se vendan
antidepresivos en Japón, así como con las carencias del sistema para
tratar los problemas mentales

*extraído de www.universia.net.mx, no pone autorlo cual poco importa, las negritas son subrayados míos

Como de costumbre a las personas de a pie, sobre todo si son jóvenes seles considera imbéciles
No sabemos qué es la muerte... somos facilmente engañables, etc. la cuestión que parece escaparseles a estos señores psiquiatras es el hecho de que pactar un suicidio utilizando internet no es distinto que hacelo usando el teléfono, o el correo, etc.. y el hecho de que son los médicos, siquiatras los que han ocultado y ocultan y niegan a la persona toda información sobre los métodos o sustancias para morir sin dolor, en forma digna y sin peligro de empeorar su situación, quedar como vegetal o con serias lesiones, son ellos los que han encerrado y continúan haciéndolo, a las personas sospechosas de querer suicidarse, en hospitales mentales, usando electroshock y varias otras formas de tortura, a la persona indefensa, bajo el monolítico pensamiento de que el suicida es un peligro para sí mismo, bajo la idea católica de que la vida no le pertenece, que la vida es sagrada, claro que a su manera, y con la ayuda del Estado, Padre y dueño de nuestro cuerpo y nuestra mente... de igual manera recordemos que la red no está excenta de censura, y esta se encarniza con los foros de suicidas o donde se habla del tema, que son muchas veces el único lugar donde esta gente, nosotros, podemos hablar libremente del tema... la censura y el silencio sepulcral es lo único que existe en el mundo real, por tanto no es algo tan loco que en internet surjan cada tanto estos foros... responden a la necesidad de la gente, nada más... si quieren seguir asustándonos y pretender que vivimos en un mundo democrático y libre, que elegimos nuestro destino salvo por lo que es un Pecado Impensable, bueno, por suouesto que seguirán engañandonos y tratándonos como subnormales... La enfermedad mental poco y nada tiene que ver con la decisión de un suicida. Por último lo que menos parece interesar es la verdadera razón de no querer continuar, lo que importa es cómo esas personas llegan al método, a la información oculta... una vez más lo que importa es como se burla la prohibición y no el derecho a decidir sobre uno mismo

domingo, 23 de agosto de 2009


Sombras, sombras atravesando el tiempo.. es el tiempo arado sin principio
comprender el silencio que rechina, solo para pasar misteriosamente a la acción
inalterable existencia
conozco a los obreros preguntando a qué baño tengo que ir?
he estado, vivido en esa pieza
alguien ocupa ese lugar a desgano
una mentira cadacinco minutos
por no comer la sopa ni en la muerte
solo un enfermo de control que sufreun problema personal
la soledad es una somnolencia que niega cualquier verdad

es verdad, me cubre solemnemente el manto de la imbecilidad
pero la depresion es mucho mas efectiva que la heroína
la cumbia y la televisión ensordecen cualquier pensamiento
debería decidirme por vivir, pero como decía Enrique el antiguo
para eso me falta masa crítica

monumento a William Scerzky

monumento a William Scerzky
filósofo yanqui cuyos textos alucinantes tengo aen algun cuaderno perdido en alguna parte de mi dimensión desconocida, sialguien encuentra algun dato sobre el personaje en cuestión agradezco la información. según la cerdos y peces, si, la viejisima cyp, es autor de EL FRACASO DEL APOCALIPSIS.