
«[El predicador] dijo que las cosas malas son como un mal patrón y nos encadenan», dice un muchacho Maya a su padre, «pero podemos librarnos de eso si hacernos de Jesús nuestro nuevo patrón. Dijo que habíamos estado en deuda con el antiguo patrón, pero que Jesús pagó la deuda y no tiene sentido trabajar para el antiguo patrón nunca más».
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